Mitch Reznick, CFA
El 2 de agosto de 2023, nuestro planeta alcanzó el Día de la sobrecapacidad de la Tierra. Este es el día de cada año en que se considera que el planeta ha consumido su presupuesto anual de capital natural necesario para generar valor económico para la humanidad en ese año. Pasado el Día de la sobrecapacidad de la Tierra, el planeta se alimenta del presupuesto de capital natural del año siguiente. Así, desde el Día de la sobrecapacidad de la Tierra estamos gastando presupuestos de capital natural. Cuando los científicos calcularon por primera vez el Día de la sobrecapacidad de la Tierra en la década de 1970, ese día tuvo lugar a finales de diciembre; hace 10 años ya fue a finales de agosto. La tendencia se mueve en la dirección equivocada.
Además, los científicos del Centro de Resiliencia de Estocolmo (SRC) han estimado que la Tierra está operando ahora fuera de seis de sus nueve límites planetarios. El SRC cree que el planeta debe mantenerse dentro de estos nueve límites para permanecer estable y poder proveer a la creciente población. Si alguna vez existió una señal de alerta que avisara del debilitamiento de la capacidad del planeta para proveer a la humanidad a perpetuidad, es esta.
Con el capital natural en peligro, también lo está la generación de valor económico mundial.
¿Por qué es importante todo esto? Según el Foro Económico Mundial, más de la mitad del PIB mundial «depende de forma moderada o elevada de la naturaleza y sus servicios». Con el capital natural en peligro, también lo está la generación de valor económico mundial. Por lo tanto, se trata de un riesgo sistémico.
Afortunadamente, una enorme cantidad de organizaciones internacionales, países, reguladores, empresas e inversores reconocen esto y están respondiendo. Este retroceso global sobre los efectos planetarios de la era del Antropoceno genera fuerzas que se inclinan hacia la sostenibilidad: cambios en las normativas, cambios en los valores y cambios en las preferencias de consumo. Estas fuerzas están desencadenando cambios sistemáticos en la economía y, en consecuencia, en las finanzas.
Las empresas que tienen la visibilidad y la gobernanza necesarias para considerar estos cambios estructurales y adaptarse a ellos (gestionar los riesgos o captar oportunidades) son las empresas resilientes del futuro. Son los ganadores de este cambio irrevocable en la economía. A medida que nos anticipamos a 2024, si las valoraciones lo permiten, estas son las empresas a las que buscamos dirigir las inversiones en deuda, porque creemos que serán fuentes de alfa para nuestros clientes y tendrán un impacto positivo en el medio ambiente y, por lo tanto, en la sociedad.
Gemma Corrigan
Prevemos que los temas de capital natural seguirán siendo importantes en 2024. Hasta la fecha, hemos creído que la naturaleza siempre estaría ahí para proveernos, pero a medida que alcancemos puntos de inflexión críticos e irreversibles, se impondrán límites para el crecimiento y podrían producirse enormes pérdidas financieras si seguimos por el camino actual. La buena noticia es que todavía podemos solucionar este problema.
COP161 será clave para cumplir con los compromisos necesarios para este cambio. Se espera que los países ofrezcan estrategias nacionales de biodiversidad y vamos a empujar a los gobiernos a cumplir tanto sus objetivos del 30% para 2030 como los objetivos más detallados esbozados por el Marco Mundial de la Diversidad Biológica. Esto implica proteger los puntos más importantes de la biodiversidad, reorientar los subsidios para recompensar a aquellas actividades favorables a la naturaleza y combatir a los principales causantes de la pérdida de biodiversidad.
La voluntad política debe traducirse en políticas claras, eficaces y justas
La voluntad política debe traducirse en políticas claras, eficaces y justas, con sistemas de gobernanza que protejan los bosques tropicales y los océanos y otros ecosistemas críticos. Las empresas actuales deben reflexionar sobre su impacto en la naturaleza y su dependencia de ella, y sobre cómo pueden reparar los daños futuros. Debemos hacer que nuestro enfoque colectivo pase de uno centrado en la mitigación de riesgos a uno positivo para la naturaleza mediante el desarrollo de nuevos flujos de ingresos y modelos de negocio regenerativos y circulares. Ya son muchas las empresas innovadoras que están desarrollando soluciones y necesitamos soluciones de financiación igualmente innovadoras. Una financiación mixta será clave para lograr los resultados que queremos ver en los ecosistemas más valiosos, especialmente en el Sur Global, donde la financiación debe aumentar de forma significativa.
Dado que los informes obligatorios relacionados con el clima están cada vez más extendidos y se están adoptando de forma voluntaria las recomendaciones del Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras relacionadas con la Naturaleza, los reguladores y los encargados de redactar las normas, incluido el Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad, pronto centrarán su atención en las divulgaciones relacionadas con la naturaleza.
La divulgación no es el fin en sí mismo. A medida que mejora la disponibilidad de datos, están surgiendo normativas que están impulsando a las empresas y a las instituciones financieras a emprender acciones concretas. En la UE, por ejemplo, 2024 será el año en que se logre el acuerdo de la Directiva sobre la diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad para exigir a las empresas y, posiblemente, también a las entidades financieras que tomen medidas para identificar y mitigar las incidencias adversas para la sociedad y el medio ambiente en sus cadenas de valor.
Los hábitats de bosques de hoja ancha proporcionan el valor más alto de los servicios de eliminación de la contaminación en Reino Unido
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1 La Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP16) de 2024 de las Partes del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (CDB) se celebrará en 2024
