Stephen Auth, CFA
La economía estadounidense se encuentra en una posición sólida. Con la inflación disminuyendo de manera constante, la Reserva Federal ha comenzado a reducir los tipos de interés.
Introducimos un objetivo a dos años para el índice S&P 500 de 7.500 para finales de 2026 y aumentamos nuestro objetivo para finales de 2025 de 6.000 a 7.000. Seguimos esperando que el mercado en general se comporte bien en 2025, y seguimos sobreponderando las acciones frente a los bonos y dentro de las acciones, inclinándonos en nuestras carteras equilibradas hacia el valor de gran capitalización y las acciones de pequeña capitalización.
Nuestro razonamiento es el siguiente: En primer lugar, la economía de EE.UU. se encuentra en una situación sólida, con la inflación en descenso, la Reserva Federal de EE.UU. recortando los tipos y la curva de rendimiento reinvirtiéndose. Esperamos que el tipo de los fondos federales se sitúe en el 3,0% en algún momento de 2026, y que el rendimiento del Tesoro estadounidense a 10 años se estabilice en torno al nivel del 4,0%. Aunque es probable que el camino para llegar allí sea volátil, a dos años vista, esta tendencia es favorable para el mercado de renta variable y la valoración.
Gráfico 1: Acciones estadounidenses de gran y pequeña capitalización 2024 YTD
En segundo lugar, dado el resultado concluyente de las elecciones estadounidenses de 2024, prevemos una aplicación relativamente rápida de la agenda procrecimiento del presidente Trump. Esa agenda incluye tipos impositivos más bajos para las empresas y, como mínimo, ninguna subida de los tipos impositivos personales, incluida la no subida de los tipos de los tramos más altos que afectan a muchas de las decenas de millones de más de 33 millones de pequeñas empresas del país. Además, esperamos que una carga reguladora gubernamental sustancialmente menor mejore la productividad y el crecimiento económicos. Es probable que la política comercial aumente las inversiones estadounidenses y mejore las exportaciones de las empresas estadounidenses. Todos estos puntos del orden del día deberían mejorar el crecimiento económico.
Por último, una vez que los tipos de interés se estabilicen en niveles más bajos, creemos que la valoración del S&P 500 puede ampliarse hasta un nivel en torno a 21,5 veces los beneficios futuros. Este múltiplo, aunque históricamente elevado, es en realidad un objetivo de valoración mixto basado en un múltiplo más normal de 18 sobre el mercado en general, excluidas las empresas estadounidenses de crecimiento de gran capitalización, que pueden y deben cotizar con una prima sustancialmente superior dados sus sólidos fundamentos a largo plazo y sus modelos empresariales relativamente ligeros en activos.
Gráfico 2: Rendimiento del Tesoro estadounidense a 10 años frente al tipo de los fondos federales
Martin Schulz
En la mayoría de los mercados desarrollados esperamos que la inflación descienda hasta los tipos objetivo, lo que dará a los bancos centrales de Europa y el Reino Unido margen para bajar los tipos y estimular sus economías.
De cara a 2025, observamos mucha incertidumbre entre los inversores internacionales. Ya sea debido a la parálisis política en Alemania, Francia y Japón, a las guerras en curso en Ucrania y Oriente Medio o al impacto de los aranceles propuestos por Trump en el crecimiento económico, los inversores están preocupados por el crecimiento económico y de los beneficios tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes.
En la mayoría de los mercados desarrollados esperamos que la inflación descienda hasta las tasas objetivo, lo que dará a los bancos centrales de Europa y el Reino Unido margen para bajar los tipos y estimular sus economías. China seguirá luchando contra la deflación mientras el gobierno de Pekín intenta estimular la demanda interna para compensar el menor crecimiento de las exportaciones debido al aumento de los aranceles estadounidenses. La subida de tipos en EE.UU. presionará al alza al dólar, un viento en contra para la renta variable internacional, especialmente en los mercados emergentes.
La economía europea mejorará, partiendo de una base baja. El crecimiento seguirá procediendo del componente de servicios de la economía, ya que el consumidor europeo sigue siendo fuerte, con niveles de desempleo bajos y tasas de ahorro elevadas. El sector manufacturero se recuperará, también partiendo de una base baja, pero con la amenaza de una guerra comercial con EE.UU. y un crecimiento más lento en China, la recuperación quedará aislada al sector manufacturero relacionado con la defensa nacional y la electrificación.
La historia del Reino Unido es más convincente. El Reino Unido tiene un gobierno estable, la inflación se está moderando y el Banco de Inglaterra tiene margen para bajar los tipos y estimular el crecimiento. La renta variable británica obtiene muchos ingresos fuera del país, lo que significa que una libra más débil debería ser un viento de cola para el crecimiento de los beneficios. Esperamos que el Banco de Japón suba los tipos para luchar contra la inflación recién descubierta en el país, pero con unos salarios al alza no vemos que unos tipos más altos afecten materialmente al consumidor japonés.
El crecimiento de China estará por debajo del consenso, pero el gobierno de Pekín introducirá estímulos fiscales adicionales para aumentar la demanda interna. Nuestra hipótesis de base no es una guerra comercial en toda regla, pero el comercio dominará los titulares.
Kunjal Gala
Muchos países emergentes han pivotado hacia el consumo interno, incrementando la inversión en infraestructuras y aumentando la penetración de la digitalización.
A pesar de los titulares negativos, creemos que la presidencia de Trump no cambiará los motores de crecimiento estructural de los mercados emergentes. Muchos países han dado un giro a favor del consumo interno, al aumentar la inversión en infraestructuras y la penetración de la digitalización, lo que ha impulsado la eficiencia y la productividad. Además, las economías emergentes controlan una parte significativa de recursos críticos y ostentan el liderazgo en cadenas de suministro de tecnología esenciales sin alternativas creíbles de Occidente. La mayoría de las economías emergentes también se beneficiarán de una demografía favorable y, por ende, de la oferta de mano de obra; por consiguiente, no se verán afectadas por la espiral de subidas salariales a la que podrían enfrentarse muchas economías occidentales.
En general, los fundamentales de los mercados emergentes son sólidos, especialmente en China, que anuncia ayudas más significativas a la economía nacional y pone límite a los problemas del sector inmobiliario. En tiempos de despilfarro fiscal en Occidente, la mayoría de las economías emergentes están haciendo lo correcto mediante la gestión de las expectativas del mercado de bonos. La vulnerabilidad económica es baja, los motores de crecimiento estructural están intactos y las valoraciones del mercado de renta variable presentan un descuento significativo respecto a los mercados desarrollados. La mayoría de las economías emergentes no han recortado los tipos de manera importante y algunas ya han comenzado a subirlos, continuando con su historial de prudencia en política monetaria.
Ingrid Kukuljan
La inversión de impacto ofrece una vía para que el capital privado contribuya a resolver algunos de los problemas más acuciantes de nuestro tiempo, como la contaminación del aire, el agua y el suelo, la migración climática y el envejecimiento de la población de muchos países.
El trasfondo en 2025 sigue siendo favorable a la inversión de impacto, al quedar en segundo plano los problemas medioambientales y sociales críticos de los últimos años, dada la inquietud en torno a los factores macroeconómicos y las tensiones geopolíticas, en un contexto donde los Siete Magníficos han liderado las ganancias del mercado. Sin embargo, los retos a los que nos enfrentamos, como la contaminación del aire, el agua y el suelo, la migración climática, el envejecimiento de la población, la velocidad del cambio tecnológico y las consecuencias sociales, junto con el aumento de la desigualdad, no han hecho más que empeorar.
La inversión de impacto es una forma de utilizar el capital privado para ayudar a atajar estos problemas y se ha visto respaldada por cambios normativos en el Reino Unido y Europa, que afectan tanto a las empresas como a los inversores. Esto es importante, ya que según el Informe de progreso más reciente de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, solo el 17% de tales objetivos van por buen camino, casi el 50% muestran un progreso mínimo o moderado, y el 30% de ellos se han estancado o incluso han retrocedido¹. En cuanto a las expectativas para 2025, los sectores que se benefician de la descarbonización y la electrificación deberían seguir recibiendo una fuerte demanda. Algunos de los catalizadores de esta demanda son seculares; unos 750 millones de personas en todo el mundo carecen de acceso a la electricidad, mientras que el crecimiento de los centros de datos equivale a 800 TWh en nuevo consumo de electricidad² – similar a la consumida en toda Alemania. Para 2025, se estima que veremos un crecimiento anual del 20% en la demanda de vehículos eléctricos³, lo que sigue representando una oportunidad de inversión central. Con respecto a Estados Unidos, a pesar de la retórica en torno a las recientes elecciones, en los últimos quince años la realidad sigue siendo que la inversión en energía limpia ha crecido cada año, con independencia del partido gobernante del país.
También cabe esperar una recuperación del sector de ciencias de la vida, ya que nos encontramos en los primeros compases de un ciclo de reposición. Por último, otro gran tema en el que vemos grandes oportunidades en 2025 y años siguientes es el agua. Existe un desequilibrio global entre la oferta y la demanda de agua, a lo que se unen los efectos climáticos como sequías y factores normativos en torno a la contaminación del agua. Existe un desequilibrio global entre la oferta y la demanda de agua, a lo que se unen los efectos climáticos como sequías y factores normativos en torno a la contaminación del agua.4 La fuente duradera de demanda de productos que proporcionan soluciones a retos globales de esta índole debería garantizar que continúe así.
Paul Dalton
La agenda de desregulación y reducción de impuestos de Trump favorece a las empresas y, en un futuro más próximo, prevemos que los valores de menor capitalización y de estilo «value» se vean beneficiados.
La aplastante victoria de los republicanos en las elecciones estadounidenses podría tener consecuencias de amplio alcance para los mercados bursátiles, las divisas, las materias primas y los países extranjeros. A largo plazo, la agenda de desregulación y reducción de impuestos de Trump favorece a las empresas y, en un futuro más próximo, prevemos que los valores de menor capitalización y de estilo «value» se vean beneficiados.
Sin embargo, no deberíamos esperar una transición sin contratiempos. La consigna política de «America First» (Estados Unidos primero) de Trump podría aumentar las tensiones comerciales globales, especialmente con China y posiblemente con la UE. Además, el déficit presupuestario, la imprevisibilidad de las políticas y su postura geopolítica sobre Rusia y Oriente Medio podrían influir enormemente en los mercados energéticos, el gasto militar y las alianzas tradicionales.
Independientemente de los efectos que podría tener el resultado electoral, debemos observar que el impacto del Estado suele exagerarse. La economía estadounidense es una gran máquina que avanza inexorablemente gracias a personas y empresas que toman decisiones individuales, con independencia de quién resida en la Casa Blanca.
También conviene recordar que la economía parece resiliente. La última temporada de beneficios ha superado las expectativas hasta ahora y es llamativo que las sorpresas positivas hayan sido generalizadas. También estimamos que la brecha de crecimiento de los beneficios entre los llamados «Siete Magníficos» y el resto comience a cerrarse, lo que respaldaría una ampliación del mercado, algo que debería ser positivo para una cartera diversificada de empresas con fundamentales atractivos.
En otras regiones, los pronunciamientos monetarios y fiscales del Gobierno de Pekín sugieren que los responsables políticos por fin están tratando de controlar las crisis de liquidez, bancaria e inmobiliaria en que se ha visto sumida su economía. Para reactivar la economía se precisan (y se prevén) políticas más concretas que, de tener éxito, podrían beneficiar a las empresas con exposición a China, a pesar de la preocupación por las posibles tensiones comerciales.
Europa sigue suscitando inquietud. Su economía parece renqueante y, a diferencia de EE. UU., el entorno normativo supone un obstáculo relativo para la región. A esto se une un entorno político cada vez más incierto, especialmente tras el desplome del Gobierno alemán, lo cual podría generar volatilidad. Creemos que la resiliencia de los beneficios, un equipo directivo de alta calidad y la presencia global serán características que probablemente se verán favorecidas.
Nuestro espíritu de diversificación garantiza que podamos controlar los riesgos de la cartera con exposición a una amplia gama de sectores y temáticas en toda la escala de estilos. Creemos que este enfoque será importante para negociar en un mercado que probablemente sea más volátil.
A corto plazo, el nuevo régimen debería llevar a la desregulación y a una flexibilización de las normas bancarias, lo que redundaría en beneficio del sector financiero. La promesa «drill, baby, drill» (perfora, cariño, perfora) de Trump seguramente producirá que algunos proyectos energéticos cobren brío y se reduzcan las barreras normativas, lo que beneficiará al sector energético.
También es probable que un Gobierno estadounidense controlado por los republicanos adopte un enfoque menos intervencionista con la tecnología. Sin embargo, las tensiones comerciales con China podrían afectar a las empresas tecnológicas que dependan de las cadenas de suministro internacionales. Aun así, seguimos siendo optimistas con respecto a la inteligencia artificial (IA), que ofrece un crecimiento excepcional. Más abajo en la cadena de valor de la IA, la exposición a los centros de datos en los sectores inmobiliario e industrial proporciona una exposición indirecta atractiva.
La sostenibilidad es un área que podría verse acuciada. Es muy posible que el presidente Trump saque a Estados Unidos del Acuerdo de París cuando tome posesión del cargo. Este tipo de medidas probablemente afecten a la confianza hacia las empresas que ofrecen soluciones a los retos de sostenibilidad a los que nos enfrentamos.
Sin embargo, a raíz de los recientes fenómenos meteorológicos extremos acaecidos en Estados Unidos y España, sabemos que el cambio climático ya está entre nosotros, y los sucesos de este tipo serán cada vez más regulares y graves. Será crucial, pues, tener presente los riesgos físicos, saber quién está más expuesto a los fenómenos meteorológicos extremos y cómo se están gestionando estos riesgos.
Por lo tanto, puede decirse que adoptar un enfoque ambiental, social y de gobernanza (ASG) a la hora de invertir es más importante que nunca. Aunque nuestro enfoque no refleja un planteamiento moral y no está limitado por temáticas, nos decantamos por empresas con características ASG buenas o en vías de mejora, al tiempo que evitamos a las peores a este respecto, al creer que esto mejora la rentabilidad. Un componente central de esto será la buena gobernanza, pues las empresas que están bien gestionadas son menos propensas a estar expuestas a riesgos innecesarios. Es algo que valoramos mucho.
Otros temas que importarán en 2025:
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